E.P.S Huayco " Cojudos" (1980) |
Amigo mío, estás completamente,
hasta el pelo. Para empezar, la cita del
verso del poema “Espergesia” va así: “yo nací un día / que Dios estuvo
enfermo”. En poesía —como en todo—, debemos citar de forma precisa y no como se
nos venga en gana, por cierto. Leer de manera literal el género que trabaja más
con el lenguaje, es reducir su potencial filosófico y discursivo. En el verso
de Vallejo, están presentes su reflexión de la crisis y la muerte de dios, así
como su lectura de la tradición literaria que viene del malditismo francés. Si
el columnista quiere encontrar humor en los versos vallejianos, también lo hay.
Mi amigo, el poeta César Ángeles L., ha estudiado el tema del humor en la
poesía peruana contemporánea, y, obviamente, nuestro César Abraham es
imprescindible. Así, “Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo… /
Quiero… / ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, / cuidar a los
enfermos enfadándolos” podría
ayudarle en su extraña concepción del tonto alegre peruano. A su vez, también
se puede apreciar dentro del arte contemporáneo (Grupo Huayco, Grupo NN,
Alfredo Márquez, entre otros) representaciones del poeta que subrayan otras
facetas de su vida, su militancia y su producción poética.
Por
otro lado, tanto en las redes sociales como en algunos medios periodísticos
impresos, ha sido criticado duramente. Incluso el crítico literario Ricardo
González-Vigil se ha manifestado al respecto calificando de estupidez y absurdo
lo escrito por De la Torre. Sin embargo, pasada la la cólera o la risa, habría
que ir un paso más allá, ¿qué gana De la Torre citando al poeta? Se entiende
que nombrar a Vallejo –poeta indiscutible del canon nacional- da un cierto
estatus por más que la poesía sea el rincón solitario de unos cuantos. Atacar
al poeta, a través de la figura estereotipada del pesimismo y el codo sesudo de
la fotografía, atraviesa la cuestión ideológica: tanto Vallejo como Ribeyro
pusieron el acento en temas gravitantes que visibilizan nuestras diferencias
sociales y culturales. La conciencia política vallejiana no solo se muestra en
su adhesión al marxismo, sino en su poética solidaria, en su acercamiento al
dolor y al sufrimiento del otro y en su propuesta utópica y afirmativa de la
vida. Esta poética es insoportable al neoliberalismo mediocre y poco informado
de dioses contentos (De la Torre tendría que explicar, también, cuál es ese
dios feliz) y un país de las maravillas, que esconde las diferencias sociales y
los
conflictos de clase, raza y género en nuestro país. Vallejo es grande por su
emotiva complejidad. Defender una imagen no estereotipada de su poética y su
vida implica comprometernos con una lectura atenta y poco superficial de la
política y la estética de nuestros tiempos. ¡Salud! ¡Y sufre!
Esta columna se publicó el domingo 25 de marzo de 2012
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